martes, 5 de junio de 2012

EL PRIMER DÍA DE PLAYA


Nuestro primer día de playa. Un radiante sol nos acompaña y la brisa marina nos refresca. Coger un espacio vacío cerca de la orilla es complicado, las hamacas de alquiler ocupan los mejores sitios y un lugar público se convierte en negocio para unos pocos. Dejamos las toallas entre una familia, un grupo de jovencitas, un grupo de padres solteros (o eso parecen), una parejita, y algunas mujeres que se tuestan al sol luciendo minúsculos bikinis. Sin querer buscarlo, mi vista tendrá bonitas imágenes que mis genes masculinos agradecerán. Nos desvestimos, nos situamos en las toallas y mis hijas salen corriendo hacia la orilla. Me siento feliz, verlas disfrutar, reír, idear como construir su pozo o su castillo, como se las ingenian para llevar arena seca a su creación, es una gozada. Lamento no traer la cámara de fotos, la imagen de mis hijas sentadas en la orilla, inmersas en su proyecto, el pelo que se les mece al compás de las olas y el viento que llega del mar. Un mundo de colores, el marrón-verdoso-blanco del agua, los rojos, amarillos, azules, con dibujos, con rayas, con lentejuelas… de los bañadores y bikinis, las personas que no cesan de pasar por ese punto. Los gestos que hacemos y posturas que adoptamos y sobre todo la luz, esa luz increíble que tenemos, que invita a dejar este momento registrado para poder revivirlo en tiempos futuros. Siento no traer mi libreta y mi bolígrafo para escribir algo, me siento inspirado…, pero también observado. Miro a mí alrededor y encuentro el motivo de mi inquietud, unos “ojos” me miran de forma intensa, acompañan a un cuerpo bonito que esconde su rostro a la sombra de una sombrilla roja, la estampa me llama la atención y me hace gracia. Realmente parece que esos  ojos me observan….
Las horas pasan rápidas entre juegos, conversación, chapuzón y un sinfín de estímulos y percepciones. Pero el sol comienza a castigar con dureza y nuestras pieles aun aletargadas después del invierno no están preparadas para tanto calor. Nos marchamos, con la convicción de volver otro día y seguir disfrutando…