jueves, 14 de junio de 2012

ANIVERSARIO


Hoy he comenzado el día de una manera especial, los sentimientos a flor de piel al sentir el cariño de las personas que aprecio y se han acordado de mí. Pero lo que más me ha llegado al corazón han sido frases como estás; “Papi  feliz cumpleaños”, “Feliz cumple papá”, acompañadas de regalos sencillos hechos con su propias manos rebosantes de amor y creatividad. La palabra mágica y cargada de amor sin fisuras, “Te quiero”, me ha sido dicha por las personas que más amo. Este es el mayor regalo que puedo recibir, no querría otro por muy espectacular que fuera.
Si tenemos alma, debe de ser la parte más escondida y profunda de nuestro ser, a mí me han llegado a ella. Los sentimientos me han atravesado el cuerpo como una flecha y me han dejado herido, con un dolor maravilloso que me hace ver lo feliz que me siento teniendo personas  que, con poco que les doy, lo mucho que me ofrecen. Es muy difícil expresar con palabras el sentir que me embarga. Estoy embriagado de emociones y muy agradecido por las atenciones recibidas. Sé que muchas veces no estoy a la altura, que soy un despistado y no me acuerdo de las fechas de los demás , sin embargo ellos se acuerdan de mi y hacen que hoy, el día de mi 30 y trece cumpleaños, sea diferente al resto de los 364 días del año. 

lunes, 11 de junio de 2012

Mañana de domingo


Aunque me encuentro refugiado bajo un árbol este poniente me alcanza y me asfixia. El vaso de cerveza fría me acompaña y la ropa me estorba. Me siento aislado, a pesar de tener a escasos 25 metros  a varios niños jugando dentro de la piscina, pero el piar de los pájaros, la ausencia de ruido de los coches, el sonido de las ramas mecidas por el viento y la no presencia de más adultos en las cercanías, me permiten concentrarme en mis cosas y disfrutar de la soledad del momento. Tengo un libro en mis brazos, he comenzado a hojearlo. El principio está lleno de datos que el autor puede considerar importantes para el desarrollo de la trama, pero a mi no me incitan a continuar.  Oigo voces que se acercan y me rodean, deduzco que me han visto solo y quieren hacerme compañía, sin saber que en estos momentos estoy con mucho calor, pero disfrutando de mi aislamiento. Antes de sentarse me saludan y miran descaradamente al libro. Como no lo conocen se les rompe esa vía de dialogo, ¡bien!. Me asaltan con la típica pregunta; ¿qué haces aquí tan solo?, y continúan con; ¿cómo llevas el calor?. Les miento, les digo que apenas noto este desagradable aíre caliente y que Paco, Lidia y Antonio han ido a por bebida. Comienzan a invadir mi espacio, cada vez se acercan más. Quieren entablar conversación, ¡qué pesados!, e interesarse por mi vida. Me acaban de fastidiar  mi momento de felicidad acalorada. Les contesto con monosílabos e intento no darles cancha. Ellos insisten, ¡me están jorobando!, la cerveza se acaba, la boca se me seca y el sudor invade mi ropa. No sé que tengo, no sé que les atrae de mí, pero no cejan en su empeño de aproximarse. ¡No lo aguanto más!, me levanto, me excuso y me encamino hacia otra parte. En cuanto salgo de mi árbol me doy cuenta de mi error, lo veo todo nítido y claro. No querían hacerme compañía, solo deseaban conquistar el trozo de sombra que yo poseía.