jueves, 20 de diciembre de 2012

ENCIERRO (microrrelato presentado al IV Certamen San Fermin)


Final de la cuesta de Santo Domingo, llevo las zapatillas, pañuelo rojo y el periódico enrollado en la mano. Siento las manos sudorosas, un hormigueo en la boca del estomago y los nervios a flor de piel. Es la hora, salida explosiva. Tengo 280 metros hasta la plaza del Ayuntamiento, la calle es estrecha y con pendiente hacia arriba. Me fijo, no hay sitio donde esconderme. Salgo a la plaza, esto se ensancha. Paso a varias personas, pero apenas las veo, estoy concentrado en correr. Giro a la izquierda, calle Mercaderes, veo donde van las vallas, en la tele me pareció que todo era mas ancho. Me entra miedo, aunque sigo corriendo. Tropiezo con varias personas, de mi boca intenta salir una disculpa y lo único que sale es un sonido ininteligible. Arribo a la famosa curva de Mercaderes donde los toros suelen caer y estamparse contra la valla. Enfilo la calle Estafeta, con ligera pendiente hacia abajo, aprieto los dientes y acelero el ritmo. Como un rayo atravieso Telefónica y encaro la plaza, oigo pitidos de coches, no me importa, con ligero giro a la izquierda entro en el callejón y desciendo hasta la puerta.
Mañana con corredores y toros será la hostia. 

3 comentarios:

Ana Crespo Tudela dijo...

Es estupendo el giro que le das a una tragedia anunciada. Durante todo el relato he sufrido la angustia del corredor, por eso he agradecido terminar la carrera con una sonrisa.
Un saludo

Carlos Campos Naharros dijo...

Gracias Ana por tu comentario.

Javier Ximens dijo...

jeje, mira que lo veía venir. Muy bien narrado. Yo también hice eso, tres meses antes de soltar los toros.