miércoles, 6 de enero de 2016

Despertar

    Solo, tumbado en el sofá y dejando las horas pasar . Era tarde de Reyes Magos y no tenía nada que hacer, sus hijas estaban en casa de su ex y la tensión  vivida en las recientes fechas navideñas le instaron a encerrarse en casa y a olvidarse de una familia que él estaba convencido que ya no lo necesitaba . Tenía que replantearse la vida que llevaba, era momento de renacer de las cenizas y comenzar una nueva historia.
     "Ding  dong, ding  dong", "ding dong, ding dong". De manera insistente sonaba el timbre de la puerta. Se abalanzó deprisa al telefonillo y pulsó el botón de apertura de la puerta , no esperaba a nadie, tampoco estaba de humor para aguantar a ningún pesado o pesada que le contará los muchos regalos recibidos en un día tan especial.
     Como una tromba entró Cloe, su hija no le dejó reaccionar ni abrir la boca. Sin apenas respirar le soltó una reprimenda de campeonato: que si no sabía beber, que era un desagradecido, que como había sido capaz de insultar a los abuelos, por qué no era capaz de perdonar a su madre tras cometer  un error cuando él se había comportado como un cerdo en numerosas ocasiones... La lista era larga y en apariencia bien estudiada. Cuando se desahogó lo miró largamente,  el silencio inundaba la habitación.   Cloe no dijo nada más, dejó en la mesita un paquete envuelto en papel de regalo y después de darle  un beso en la mejilla  se marchó a la misma velocidad que había entrado.

     Él, todavía estupefacto por lo acontecido, alargó la mano y cogió el obsequio, lentamente rasgó la envoltura dejando al descubierto  una caja de cartón.  Con  cuidado separó la tapa. Del interior extrajo una foto familiar preciosamente enmarcada y una nota que decía: " Papá recupera tu vida y sé feliz. Aunque la noche sea fría y oscura siempre vuelve el amanecer inundando de luz y calor todo lo que te rodea.  Te queremos y siempre nos tendrás a tu lado cuando nos necesites".