Apenas
había podido terminar sus estudios superiores, vestía de forma limpia, pero
desaliñada y con ropas demasiado anchas. Hacia meses que estaba sin trabajo y
vivía de la prestación por desempleo que generaron sus diez años de actividad….. Siempre que salía de
casa intentaba ir por la acera menos concurrida, no deseaba hablar con nadie. Continuamente
había alguien dispuesto a contar sus problemas o a curiosear en vida ajena. Le
molestaba tener que dar explicaciones o escucharlas de quienes no compartían
con él una relación más estrecha.
Tras
girar una esquina se dio de bruces con Estrella, una chica preciosa, dos años
menor que él, que vivía en pareja con un estupido musculitos que trabajaba en
el metal. Ella no era feliz, pero aguantaba. Estrella le pidió disculpas por el
choque, le sonrió y se le iluminó la mirada. Él balbuceó algunas palabras y se
le subieron los colores. Estrella se ofreció a acompañarlo sin que encontrara
objeción alguna, permaneció en silencio mientras ella, de forma risueña y
alegre, le contaba las anécdotas del día. Llegaron a la panadería, Estrella
saludó a todos los presentes y él se limitó a hacer un movimiento de cabeza.
Compraron el pan y tomaron un café. Después ella se despidió con un ligero beso
en la mejilla y él se encaminó de vuelta a casa intentando no coincidir con
alguien conocido.
Entró
en casa, dejó el pan en la cocina y se fue directo al ordenador. Abrió su
perfil en Facebook y comprobó la
multitud de mensajes que había recibido de sus casi 5000 amigos virtuales, con los que hablaba
todos los días. A la vez se conectó desde el móvil al juego en red que estaba
de moda, en menos de 2 semanas había conseguido por su destreza, habilidad y
dotes diplomáticas ser el Canciller de una Alianza poderosa. Era el momento de
aconsejar, planear estrategias y conseguir recursos para seguir siendo de los
primeros en el ranking del juego. En eso estuvo durante horas. Luego comió algo
y espero el pitido habitual. Tumbado en el sofá sonó la entrada del mensaje del
Chat. Abrió el Whatsapp y un “hola cariño” le dió la bienvenida, seguido de una
foto de la chica en ropa interior, procedió a quitarse la camiseta y el
pantalón quedándose en slips, su
cuerpo depilado de metro ochenta y cinco, modelado a base de natación y running estaba listo para ser auto fotografiado. Tomó la iniciativa y poco a poco fue
transformando el Chat en un mundo
maravilloso de erótica fantasía. A una
hora prudencial terminaron con un simple “hasta mañana” y un… “adiós Estrella”.