Nuestro primer día de playa. Un
radiante sol nos acompaña y la brisa marina nos refresca. Coger un espacio vacío
cerca de la orilla es complicado, las hamacas de alquiler ocupan los mejores
sitios y un lugar público se convierte en negocio para unos pocos. Dejamos las
toallas entre una familia, un grupo de jovencitas, un grupo de padres solteros
(o eso parecen), una parejita, y algunas mujeres que se tuestan al sol luciendo
minúsculos bikinis. Sin querer buscarlo, mi vista tendrá bonitas imágenes que
mis genes masculinos agradecerán. Nos desvestimos, nos situamos en las toallas
y mis hijas salen corriendo hacia la orilla. Me siento feliz, verlas disfrutar,
reír, idear como construir su pozo o su castillo, como se las ingenian para llevar
arena seca a su creación, es una gozada. Lamento no traer la cámara de fotos,
la imagen de mis hijas sentadas en la orilla, inmersas en su proyecto, el pelo que
se les mece al compás de las olas y el viento que llega del mar. Un mundo de
colores, el marrón-verdoso-blanco del agua, los rojos, amarillos, azules, con
dibujos, con rayas, con lentejuelas… de los bañadores y bikinis, las personas
que no cesan de pasar por ese punto. Los gestos que hacemos y posturas que
adoptamos y sobre todo la luz, esa luz increíble que tenemos, que invita a
dejar este momento registrado para poder revivirlo en tiempos futuros. Siento
no traer mi libreta y mi bolígrafo para escribir algo, me siento inspirado…,
pero también observado. Miro a mí alrededor y encuentro el motivo de mi
inquietud, unos “ojos” me miran de forma intensa, acompañan a un cuerpo bonito
que esconde su rostro a la sombra de una sombrilla roja, la estampa me llama la
atención y me hace gracia. Realmente parece que esos ojos me observan….
Las horas pasan rápidas entre
juegos, conversación, chapuzón y un sinfín de estímulos y percepciones. Pero el
sol comienza a castigar con dureza y nuestras pieles aun aletargadas después
del invierno no están preparadas para tanto calor. Nos marchamos, con la
convicción de volver otro día y seguir disfrutando…
6 comentarios:
Buen recorrido por ese primer día de playa. Se llega a percibir esa luz que describes.
Besitos
Me ha parecido oír las risas de tus hijas; solo me quedo con la curiosidad de saber si ha dado un paso más después de observarte.
Un beso
Gracias por los comentarios. Ana la curiosidad mató al gato, jajajajaja. Dejemos que cada uno imagine lo que crea mejor. Un beso a las dos.
Muy bien relatado, como si hubiera estado allí.
A propósito, llegué a través de El Microrrelatista, con tu permiso paso a formar parte de los seguidores.
Un abrazo.
HD
Gracias por leerme. Espero que te guste lo que escriba y me comentes lo que te parecen. Un saludo y bienvenido.
Gracias por leerme. Espero que te guste lo que escriba y me comentes lo que te parecen. Un saludo y bienvenido.
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