martes, 3 de julio de 2012

INCENDIO


Polvoriento, sucio, cansado, apoyado junto a un coche de bomberos y rodeado de amigos y  vecinos de su pueblo. Tomaban agua y hablaban de cómo luchar contra las llamas que amenazaban con destruir todas sus posesiones. Había sido un incendio provocado, más virulento que en años anteriores. Un bombero conectó la radio para oír las noticias, la emisora “pública”, pagada con dinero de todos pero al servicio de los gobernantes, emitía las palabras del Presidente del Gobierno Autonómico. Hubo una parte del discurso que se les quedó grabado; “…invertiremos todos los medios que sean necesarios para combatir el fuego...”. Al oír eso todos se miraron, una sonrisa cínica les afloró en el rostro. Ellos, exbrigadistas forestales, que todos los años  realizaban tareas de limpieza en el monte, que habían construido corta fuegos, que vigilaban para evitar incendios y que habían sido despedidos porque decían que no había dinero. Ellos que conocían el desinterés de la administración para la conservación de nuestra naturaleza y sabían que las consecuencias de esta catástrofe podían haber sido minimizadas. Ismael bebió un último sorbo de agua, se incorporó. Todos lo imitaron, se ajustaron los cascos, los guantes y cogieron palas, sierras y demás utensilios que con la urgencia habían sacado de sus casas. Se encaminaron directos al Cerro del Pino Centenario, necesitaban cortar el avance del fuego en ese punto, si lo rebasaba, todo lo que tenían lo podían perder. Además, preferían enfrentarse a las llamas, a continuar escuchando las mentiras oficiales que surgían  implacables  por la ventanilla del camión. 

1 comentario:

Elysa dijo...

Buen retrato de ese desastre que nos asola estos días. Y bien cierto lo que dices, cuentan muchas mentiras para justificar lo injustificable.

Besitos