jueves, 20 de diciembre de 2012

ENCIERRO (microrrelato presentado al IV Certamen San Fermin)


Final de la cuesta de Santo Domingo, llevo las zapatillas, pañuelo rojo y el periódico enrollado en la mano. Siento las manos sudorosas, un hormigueo en la boca del estomago y los nervios a flor de piel. Es la hora, salida explosiva. Tengo 280 metros hasta la plaza del Ayuntamiento, la calle es estrecha y con pendiente hacia arriba. Me fijo, no hay sitio donde esconderme. Salgo a la plaza, esto se ensancha. Paso a varias personas, pero apenas las veo, estoy concentrado en correr. Giro a la izquierda, calle Mercaderes, veo donde van las vallas, en la tele me pareció que todo era mas ancho. Me entra miedo, aunque sigo corriendo. Tropiezo con varias personas, de mi boca intenta salir una disculpa y lo único que sale es un sonido ininteligible. Arribo a la famosa curva de Mercaderes donde los toros suelen caer y estamparse contra la valla. Enfilo la calle Estafeta, con ligera pendiente hacia abajo, aprieto los dientes y acelero el ritmo. Como un rayo atravieso Telefónica y encaro la plaza, oigo pitidos de coches, no me importa, con ligero giro a la izquierda entro en el callejón y desciendo hasta la puerta.
Mañana con corredores y toros será la hostia. 

sábado, 29 de septiembre de 2012

GRACIAS TONI!


Apoyado en la pared esperando a que el tiempo transcurriera, las moscas revoloteaban por mi cara obligándome a estar continuamente con las manos en movimiento para espantarlas. No éramos muchos, algunos con cara triste, apesadumbrada y otros charlando animadamente contándose lo acontecido en el tiempo que no se habían visto. El coche fúnebre aparcado delante de la puerta de la iglesia ponía en situación a los viandantes que pasaban por la plaza. Pocos eran los que se encontraban dentro de la iglesia siguiendo el rito religioso. En mi soledad me dio tiempo a recordar los  años pasados de mi infancia en los que había tratado con el fallecido. Gracias a él conocí el vídeo y la tele en color, mis primeras colecciones de libros eran las que nos regalaba porque ya no le cabían en las estanterías. Algunos de los regalos de Navidad; libretas, lápices y gomas de borrar eran para mi los mejores presentes del mundo. La última vez que lo vi fue en la sala de espera de nuestro Centro de Salud, hablamos de política y de religión. El tenía ideas muy progresistas, nunca creyó en la Iglesia como institución y ahora las costumbres locales y tradiciones culturales habían “obligado” a su familia a enterrarlo siguiendo el rito católico, “invitándole” a entrar en un recinto que apenas había pisado en vida. Aunque pensándolo bien, ahora tampoco la estaba pisando, más bien descansaba fresquito en su envoltorio de pino mientras los demás estábamos pasando calor y soportando a las pesadas moscas. El clásico pasacalle hasta el cementerio fue rápido, él en el mercedes de alquiler y nosotros detrás con paso  ligero buscando las sombras de los nichos que nos cobijasen del calor. Tras pasar el ataúd por la obertura de su última morada y mientras decenas de ojos inspeccionaban el cierre, le dedique un último pensamiento; que tus ideas sigan fluyendo en la eternidad y que alguien las pueda aprovechar. 

lunes, 23 de julio de 2012

ABRIÓ LOS OJOS


Abrió los ojos. Tenía un terrible dolor de cabeza e intentó tocarse la frente, pero no pudo. Las manos no las podía mover, se asustó. Intentaba entender que pasaba, se encontraba tirado en el suelo con las manos atadas a la espalda, estaba encerrado en un habitáculo pequeño que en vez de puerta tenía una reja. 

Francisco era un trabajador con mujer y dos hijos, vivían en un piso hipotecado en las afueras de la ciudad. La empresa para la que trabajaba suministraba material a las obras de la Comunidad Autónoma, cuando comenzó la crisis él no se preocupó. En el 2010 la empresa no pudo aguantar los impagos de la administración y tuvo que presentar un ERE de extinción de contratos, Francisco se fue a la calle, no le importó, cogió el dinero y se fue a buscar trabajo, él era un profesional no tendría problema para encontrar trabajo. Comenzó la ronda de contactos y la presentación de curriculums en las empresas del sector, la misma respuesta “con la crisis no podemos contratar a nadie, nos sobra gente”. Los años pasaron y seguía sin encontrar trabajo, la prestación por desempleo se agotó. Hacia faenas esporádicas que le reportaban exiguos recursos económicos. La crisis continuaba y los políticos solo recortaban servicios y subían impuestos, pero eran incapaces de solucionar nada. La situación era desesperante, entró en una profunda depresión que le ocasionó la separación y la perdida de sus hijos.

Se encontraba sentado en un parque de la avenida, se había quedado bloqueado, en sus manos tenía una carta del juzgado donde le anunciaban que en 15 días le embargarían el piso. No sabía que iba a ser de él. De repente una comitiva llegó al parque, muchos trajeados, recordó haber visto un cartel anunciando la inauguración de una fuente nueva que había costado la friolera de 300.000 €. se indignó, él se quedaba sin casa por 30.000 € y estos políticos mediocres que no pagaban sus deudas, malgastaban el dinero en chorradas. Se levantó y se dirigió a donde estaban todos,  se quedaba en la calle, pero no se quedarían sin escucharle, les iba a decir lo ladrones, corruptos e ineficaces que eran. El que hablaba a la concurrencia era un alto cargo del gobierno autónomo, uno de esos que según los periódicos llevaba viviendo de la política más de 20 años y que estaba siendo investigado por un presunto delito de tráfico de influencias. Francisco no lo dudó y comenzó a gritarles; desde sinvergüenzas, inútiles que no sabéis gestionar el dinero, corruptos, menos políticos y más empleos, políticos dimisión, etc. Gritó todo lo que pudo hasta que llegó la seguridad y sin ningún miramiento lo sacaron a rastras de allí, no sin antes agradecerle todo lo gritado con unos cuantos porrazos en la cabeza, la espalda y las piernas. Lo dejaron tirado en un banco a unos 200 metros del lugar advirtiéndole que si volvía a molestar se lo llevarían detenido. Pasado un buen rato, apenas recuperado, se encaminó para casa. La mala suerte quiso que pasara por delante del bar donde un grupo, encabezado por el político de la inauguración, estaban tomando un refrigerio, pero la cosa empeoró cuando lo reconocieron y este (con unas copas de más) quiso vengarse. Se levantó y cortándole el paso se encaró con él. Le dijo muerto de hambre, revienta actos, que si le habían pagado los de la oposición. Mientras la claque y  lameculos oficiales le apoyaban y reían los insultos. Francisco no se amilanó y le dijo que era un político corrupto, que se había hecho rico con sus cargos, que era un inútil que no sabia gestionar el dinero de todos y que mientras la gente se quedaba sin trabajo, sin casa y se rompían las familias  el se gastaba miles de euros en fuentes decorativas. La respuesta fue un bofetón y un empujón  que lo lanzó al suelo mientras le decían que se jodiera, que los de su clase habían nacido para servir a los bien nacidos como él... A partir de ahí todo era confuso, recordaba vagamente la rabia que le reconcomía las entrañas, haber cogido una piedra que encontró cerca  y mientras gritaba que los políticos como él le habían jodido la vida,  golpeó repetidas veces con ella en la cara  del alto cargo, después gritos, golpes y oscuridad.

Un policía entró en la celda, le quitó las esposas y le ayudó a llegar al camastro. Le tiró un periódico al pecho donde en grandes letras y muchas fotos se destacaba la siguiente noticia; “UN EXTREMISTA ASESINA A UN MIEMBRO DEL GOBIERNO AUTÓNOMICO”.

jueves, 12 de julio de 2012

A MIS "MATONES".



Ha llegado el momento, los nervios a flor de piel, las últimas instrucciones siguen pasándose de un lugar a otro. Los mensajeros avisan de las tropas, que su señor, mandará con su mejor caballero, a asaltar la villa y el tiempo estimado de llegada. El Canciller con sus oficiales ordena los mensajes y calcula cual será el orden de ataque. La villa elegida pertenece a un poderoso Señor Feudal, uno de esos que cree que puede coger lo que quiere y cuando quiere sin importarle a quien pertenece. Siempre se ha escudado en el miedo, en su villa bien defendida y su gran ejército. Después de varios días de asaltar y robar los recursos de los miembros más débiles de Los Matones, su Canciller ha decidido que ha llegado el momento de pararle los pies. Esto puede costar una guerra a gran escala, pero poco importa, mejor perderlo todo luchando que a manos de un impresentable que te ataca a traición. El Canciller da la orden de preparar a los milicianos, soldados valientes y muy útiles para reventar los muros que protegen la villa. Estos muros están protegidos por miles de armas defensivas: especialmente balistas y fundíbulos. Aunque antes de llegar a los muros hay que descubrir e inutilizar las trampas que camufladas esperan para eliminar a los soldados de a pie. También tendrán que retirar los abrojos que destrozan los pies de los combatientes y las patas de los caballos.
Los señores de la Alianza comienzan el ataque a la orden de su Canciller, desde distintos puntos y a la hora acordada salen los regimientos camino de la villa. La idea es que el grueso del ejército llegue a impactar el mismo momento, eso hace que no puedan ser reforzadas las murallas, ni repuestas las defensas, siendo el coste de tropas atacantes menor.  Pasados 45 minutos comienzan a llegar los informes, estos son recibidos con gritos de triunfo o con gritos ahogados, dependiendo del daño ocasionado. Todo marcha bien, faltan por llegar dos columnas con un gran número de efectivos y el muro ha perdido mucha resistencia y muchas defensas. Las dos llegan a la vez, un sonido atronador llega desde la villa, ¡el muro ha caído!. Los que han sobrevivido saquean y meten en las carretas todos los recursos que les pueden servir: oro, comida, mineral, madera y piedra. Lo máximo que puedan cargar y de regreso a casa. De nuevo la unión ha servido para tirar de su pedestal y quitarle poder a un abusador. El ambiente se relaja y todos de forma sincera comentan lo sucedido, no todos estaban seguros de que se podría entrar. De la relajación se pasa a la euforia; -somos los mejores, -lo teníamos que haber hecho antes, -se lo merecía., -nadie puede con nosotros, -llegaremos a ser los primeros, etc., etc., etc.. Su Canciller pensativo, asiente y piensa que todavía falta mucho por hacer, que necesitan crecer más, tener batallones más numerosos y con menos atacantes combatir con igual número de unidades. Un día, cualquier miembro de la alianza podrá repeler y contraatacar sin la ayuda de otro señor feudal. Y cuando llegue ese día, ¡ Los Matones serán respetados!, no solo por su valentía y su forma de pelear, si no  también por su Grandeza, ¡Aupa Matones!.

Era tarde, se despidió de sus compañeros, se salió del juego, apago el móvil y se fue a dormir. 

martes, 3 de julio de 2012

INCENDIO


Polvoriento, sucio, cansado, apoyado junto a un coche de bomberos y rodeado de amigos y  vecinos de su pueblo. Tomaban agua y hablaban de cómo luchar contra las llamas que amenazaban con destruir todas sus posesiones. Había sido un incendio provocado, más virulento que en años anteriores. Un bombero conectó la radio para oír las noticias, la emisora “pública”, pagada con dinero de todos pero al servicio de los gobernantes, emitía las palabras del Presidente del Gobierno Autonómico. Hubo una parte del discurso que se les quedó grabado; “…invertiremos todos los medios que sean necesarios para combatir el fuego...”. Al oír eso todos se miraron, una sonrisa cínica les afloró en el rostro. Ellos, exbrigadistas forestales, que todos los años  realizaban tareas de limpieza en el monte, que habían construido corta fuegos, que vigilaban para evitar incendios y que habían sido despedidos porque decían que no había dinero. Ellos que conocían el desinterés de la administración para la conservación de nuestra naturaleza y sabían que las consecuencias de esta catástrofe podían haber sido minimizadas. Ismael bebió un último sorbo de agua, se incorporó. Todos lo imitaron, se ajustaron los cascos, los guantes y cogieron palas, sierras y demás utensilios que con la urgencia habían sacado de sus casas. Se encaminaron directos al Cerro del Pino Centenario, necesitaban cortar el avance del fuego en ese punto, si lo rebasaba, todo lo que tenían lo podían perder. Además, preferían enfrentarse a las llamas, a continuar escuchando las mentiras oficiales que surgían  implacables  por la ventanilla del camión. 

lunes, 25 de junio de 2012

AMARILLA CON RAYAS BLANCAS


Tumbado en su toalla azul, decorada con estrellas de mar, intentaba esconder la cabeza bajo la sombra protectora de su gran paraguas amarillo con rayas blancas. Necesitaba pensar, ordenar sus ideas, ahora comenzaba una nueva vida en soledad. A sus cuarenta y largos años se consideraba joven y no debía de tener ningún problema para comenzar de cero. Se incorporó quedándose sentado cara al mar, las personas paseaban por la orilla. Le gustaba observarlos, todos tan diferentes, pero a la vez tan parecidos.
Surgió a lo lejos, poco a poco su figura difuminada se fue aclarando, destacaba a pesar de la distancia. Su silueta estilizada, su largo cabello azabache suelto a merced de la brisa marina, ese precioso bañador de diseño que dejaban entrever sus encantos de diosa griega y esos ojos…, dos ojos cautivadores de un negro intenso que te marcaban a fuego si te miraban.  Se detuvo y echó un vistazo, él la miraba con cara de bobo y ojos inyectados en deseo. Ella no lo dudó y se fue hacia allí.  Juan cuando se dio cuenta miró a los lados, miró hacia atrás y entonces comprendió que realmente se dirigía hacia su sombrilla amarilla y con rayas blancas.
Le habló despacio, con voz suave, se presentó y sin más preámbulos se sentó a su lado. Torpemente fue contestada e invitada a una cerveza fría de su nevera portátil. En pocos minutos la conversación era fluida, ella era hábil preguntando y Juan (al principio de forma nerviosa e imprecisa) fue contestando. Pero a medida que disfrutaba de esos ojos, de esa sonrisa, fue ganando en seguridad y en confianza.
Juan no se creía lo que estaba ocurriendo, se encontraba en la playa con una preciosa sirena, le vida le acababa de dar un giro de 180 º.  Quería que el tiempo transcurriese más despacio, quería saborear el momento. Hacia mucho calor y ella le propuso un baño, juntos de la mano entraron corriendo al agua. Jugaron, rieron y él no pudo evitar rozar su cuerpo con el suyo. El estaba en una nube, se encontraba feliz, se lo estaban pasando muy bien, por eso se sorprendió tanto cuando ella le propuso salir del agua. En la orilla ella le beso fugazmente en los labios, luego le hizo girar la cara y le dio un leve bocado en el cuello. Juan se quedó extasiado, no pudo reaccionar cuando ella le dijo que en unos minutos volvía, que necesitaba recoger sus cosas. Echó a andar por la orilla, él no le quitaba la vista de encima, ella se giró fugazmente con una tierna sonrisa en los labios y Juan se fijo en esos ojos…., esos ojos maravillosos que le estaban transmitiendo, ¿tristeza?, creyó ver un atisbo de tristeza en su mirada. No podía ser, se había confundido, esto era increíble y él era el hombre con más suerte del mundo.
Ese gran paraguas amarillo con rayas blancas era inconfundible y Juan se encaminó hacia su toalla azul decorada con estrellas de mar. La dura realidad le estalló sin avisar en su cerebro ebrio de felicidad, la visión de su toalla vacía  bajo la sombrilla, donde no quedaba ni rastro de sus pertenencias, le hizo comprender el verdadero interés de una diosa griega por un mortal cuarentón y descuidado físicamente. 

miércoles, 20 de junio de 2012

LA PRIMERA CARRERA


07: 30 h. de la mañana, 700 participantes entre corredores y corredoras, todos apelotonados y nerviosos bajo el arco de salida. El speaker avisa de la inminente puesta en marcha, los últimos corredores se unen a la cola del pelotón. Se oye el disparo y todos salen apresurados hacia  las montañas. El primer tramo es de asfalto y todos se esfuerzan en llegar lo antes posible al comienzo del segundo. Thalos cuando llegó ya se estaba formando una fila para iniciar el  ascenso, la primera subida  era por un angosto sendero muy complicado para adelantar y que le obligaba a seguir el ritmo de su antecesor. Al llegar arriba se metieron en una pista forestal. El ritmo se incrementó, muchos aprovecharon para adelantar y para recuperar esos segundos perdidos por la subida.  La mitad de la carrera transcurrió igual;  subidas difíciles junto a pistas cada vez más cortas hasta llegar a la cumbre de la montaña. La vistas eran increíbles, preciosas y tramos peligrosos que invitaban a extremar las precauciones. Enseguida el descenso por caminos complicados, con desniveles altos y muchas piedras. Para quien no tenía técnica era mejor ir con cuidado para no sufrir un accidente. Los kilómetros costaban en ser recorridos y el tiempo pasaba demasiado deprisa. Había que volver a bajar por otro camino lleno de piedras y muy estrecho, las rodillas y los pies le dolían. Él solo pensaba en encontrar el camino que les llevaría hasta el pueblo. Punto de  avituallamiento y  otra vez a subir, los árboles le servían de  apoyo y se ayudaba en ellos para impulsarse. Un impaciente comenzó a pedir paso y a punto estuvo de ocasionar un incidente. Le recriminaron su actitud. Llegaron arriba y el camino se hizo más ancho, “el que llegaba tarde” avivó el ritmo y adelantó a todos los que pudo. Enseguida otra bajada peligrosa, eso no era un camino, era una grieta en la ladera hecha por la erosión de la lluvia. Thalos extremó las precauciones, era fácil cometer un error y romperse la crisma.  A unos 500 metros encontraron al que tenía prisa, tenía una pequeña brecha en la cabeza y unos arañazos en el cuerpo y seguro que el alma muy dolorida, había pisado una piedra suelta y resbaló, tuvo mucha suerte al encontrar un árbol que le paró la caída.
Thalos llegó a la carretera que les llevaría al pueblo, las piernas apenas le respondían, el cuerpo le pedía parar, otros corredores y corredoras le pasaban, pero el siguió con trote lento. Entrando al pueblo los vecinos les esperaban, los gritos de ánimo y los aplausos hicieron que por un momento las piernas dejaran de doler. Enfiló la larga calle que les llevaría al giro de entrada a meta. ¡Lo había logrado!.

jueves, 14 de junio de 2012

ANIVERSARIO


Hoy he comenzado el día de una manera especial, los sentimientos a flor de piel al sentir el cariño de las personas que aprecio y se han acordado de mí. Pero lo que más me ha llegado al corazón han sido frases como estás; “Papi  feliz cumpleaños”, “Feliz cumple papá”, acompañadas de regalos sencillos hechos con su propias manos rebosantes de amor y creatividad. La palabra mágica y cargada de amor sin fisuras, “Te quiero”, me ha sido dicha por las personas que más amo. Este es el mayor regalo que puedo recibir, no querría otro por muy espectacular que fuera.
Si tenemos alma, debe de ser la parte más escondida y profunda de nuestro ser, a mí me han llegado a ella. Los sentimientos me han atravesado el cuerpo como una flecha y me han dejado herido, con un dolor maravilloso que me hace ver lo feliz que me siento teniendo personas  que, con poco que les doy, lo mucho que me ofrecen. Es muy difícil expresar con palabras el sentir que me embarga. Estoy embriagado de emociones y muy agradecido por las atenciones recibidas. Sé que muchas veces no estoy a la altura, que soy un despistado y no me acuerdo de las fechas de los demás , sin embargo ellos se acuerdan de mi y hacen que hoy, el día de mi 30 y trece cumpleaños, sea diferente al resto de los 364 días del año. 

lunes, 11 de junio de 2012

Mañana de domingo


Aunque me encuentro refugiado bajo un árbol este poniente me alcanza y me asfixia. El vaso de cerveza fría me acompaña y la ropa me estorba. Me siento aislado, a pesar de tener a escasos 25 metros  a varios niños jugando dentro de la piscina, pero el piar de los pájaros, la ausencia de ruido de los coches, el sonido de las ramas mecidas por el viento y la no presencia de más adultos en las cercanías, me permiten concentrarme en mis cosas y disfrutar de la soledad del momento. Tengo un libro en mis brazos, he comenzado a hojearlo. El principio está lleno de datos que el autor puede considerar importantes para el desarrollo de la trama, pero a mi no me incitan a continuar.  Oigo voces que se acercan y me rodean, deduzco que me han visto solo y quieren hacerme compañía, sin saber que en estos momentos estoy con mucho calor, pero disfrutando de mi aislamiento. Antes de sentarse me saludan y miran descaradamente al libro. Como no lo conocen se les rompe esa vía de dialogo, ¡bien!. Me asaltan con la típica pregunta; ¿qué haces aquí tan solo?, y continúan con; ¿cómo llevas el calor?. Les miento, les digo que apenas noto este desagradable aíre caliente y que Paco, Lidia y Antonio han ido a por bebida. Comienzan a invadir mi espacio, cada vez se acercan más. Quieren entablar conversación, ¡qué pesados!, e interesarse por mi vida. Me acaban de fastidiar  mi momento de felicidad acalorada. Les contesto con monosílabos e intento no darles cancha. Ellos insisten, ¡me están jorobando!, la cerveza se acaba, la boca se me seca y el sudor invade mi ropa. No sé que tengo, no sé que les atrae de mí, pero no cejan en su empeño de aproximarse. ¡No lo aguanto más!, me levanto, me excuso y me encamino hacia otra parte. En cuanto salgo de mi árbol me doy cuenta de mi error, lo veo todo nítido y claro. No querían hacerme compañía, solo deseaban conquistar el trozo de sombra que yo poseía.

martes, 5 de junio de 2012

EL PRIMER DÍA DE PLAYA


Nuestro primer día de playa. Un radiante sol nos acompaña y la brisa marina nos refresca. Coger un espacio vacío cerca de la orilla es complicado, las hamacas de alquiler ocupan los mejores sitios y un lugar público se convierte en negocio para unos pocos. Dejamos las toallas entre una familia, un grupo de jovencitas, un grupo de padres solteros (o eso parecen), una parejita, y algunas mujeres que se tuestan al sol luciendo minúsculos bikinis. Sin querer buscarlo, mi vista tendrá bonitas imágenes que mis genes masculinos agradecerán. Nos desvestimos, nos situamos en las toallas y mis hijas salen corriendo hacia la orilla. Me siento feliz, verlas disfrutar, reír, idear como construir su pozo o su castillo, como se las ingenian para llevar arena seca a su creación, es una gozada. Lamento no traer la cámara de fotos, la imagen de mis hijas sentadas en la orilla, inmersas en su proyecto, el pelo que se les mece al compás de las olas y el viento que llega del mar. Un mundo de colores, el marrón-verdoso-blanco del agua, los rojos, amarillos, azules, con dibujos, con rayas, con lentejuelas… de los bañadores y bikinis, las personas que no cesan de pasar por ese punto. Los gestos que hacemos y posturas que adoptamos y sobre todo la luz, esa luz increíble que tenemos, que invita a dejar este momento registrado para poder revivirlo en tiempos futuros. Siento no traer mi libreta y mi bolígrafo para escribir algo, me siento inspirado…, pero también observado. Miro a mí alrededor y encuentro el motivo de mi inquietud, unos “ojos” me miran de forma intensa, acompañan a un cuerpo bonito que esconde su rostro a la sombra de una sombrilla roja, la estampa me llama la atención y me hace gracia. Realmente parece que esos  ojos me observan….
Las horas pasan rápidas entre juegos, conversación, chapuzón y un sinfín de estímulos y percepciones. Pero el sol comienza a castigar con dureza y nuestras pieles aun aletargadas después del invierno no están preparadas para tanto calor. Nos marchamos, con la convicción de volver otro día y seguir disfrutando…

martes, 29 de mayo de 2012

Doble cara


Apenas había podido terminar sus estudios superiores, vestía de forma limpia, pero desaliñada y con ropas demasiado anchas. Hacia meses que estaba sin trabajo y vivía de la prestación por desempleo que generaron sus  diez años de actividad….. Siempre que salía de casa intentaba ir por la acera menos concurrida, no deseaba hablar con nadie. Continuamente había alguien dispuesto a contar sus problemas o a curiosear en vida ajena. Le molestaba tener que dar explicaciones o escucharlas de quienes no compartían con él una relación más estrecha.
Tras girar una esquina se dio de bruces con Estrella, una chica preciosa, dos años menor que él, que vivía en pareja con un estupido musculitos que trabajaba en el metal. Ella no era feliz, pero aguantaba. Estrella le pidió disculpas por el choque, le sonrió y se le iluminó la mirada. Él balbuceó algunas palabras y se le subieron los colores. Estrella se ofreció a acompañarlo sin que encontrara objeción alguna, permaneció en silencio mientras ella, de forma risueña y alegre, le contaba las anécdotas del día. Llegaron a la panadería, Estrella saludó a todos los presentes y él se limitó a hacer un movimiento de cabeza. Compraron el pan y tomaron un café. Después ella se despidió con un ligero beso en la mejilla y él se encaminó de vuelta a casa intentando no coincidir con alguien conocido.

Entró en casa, dejó el pan en la cocina y se fue directo al ordenador. Abrió su perfil en Facebook y comprobó la multitud de mensajes que había recibido de sus casi 5000 amigos virtuales, con los que hablaba todos los días. A la vez se conectó desde el móvil al juego en red que estaba de moda, en menos de 2 semanas había conseguido por su destreza, habilidad y dotes diplomáticas ser el Canciller de una Alianza poderosa. Era el momento de aconsejar, planear estrategias y conseguir recursos para seguir siendo de los primeros en el ranking del juego. En eso estuvo durante horas. Luego comió algo y espero el pitido habitual. Tumbado en el sofá sonó la entrada del mensaje del Chat. Abrió el Whatsapp y un “hola cariño” le dió la bienvenida, seguido de una foto de la chica en ropa interior, procedió a quitarse la camiseta y el pantalón quedándose en slips, su cuerpo depilado de metro ochenta y cinco, modelado a base de natación y running estaba listo para ser auto fotografiado.  Tomó la iniciativa y poco a poco fue transformando el Chat en un mundo maravilloso  de erótica fantasía. A una hora prudencial terminaron con un simple “hasta mañana” y un… “adiós Estrella”.

lunes, 21 de mayo de 2012

¿ÚTIL?


Abro los ojos. La oscuridad me invade. Giro la cabeza, son las 04:22h. de la mañana. Comienza un nuevo y repetitivo día. Ahora toca dar vueltas y vueltas, cerrar los ojos fuertemente e intentar dormir hasta que suene el despertador. Medio bien, medio mal logro llegar al timbre que marca el inicio de las actividades del día. Me levanto con esa sensación de pesadez en la boca del estomago y con esa tensión en hombros y cuello que no consigo hacer desaparecer. El día no es complicado, pero no me traerá ninguna  novedad que mejore mi situación. Llevar a los niños al cole, charlar con el resto de papás y mamás que están como yo, volver al hogar. Hacer algo de faena en casa,  mirar ofertas de empleo por Internet, enviar CV’s (si encuentro algo interesante), intentar leer algo que me enganche y me distraiga. Las horas pasan con esa sensación de perdida de tiempo. Luego si tengo ánimo me iré a correr un poco, me servirá para auto-convencerme de que "hoy he hecho algo útil".  Mas tarde comida familiar y deprisa a casa a “descansar”. Preparar las meriendas de los niños. Ir al cole,  recogerlos, deberes, plaza, parque, juegos y vuelta a casa. Que dejen las cosas en el sitio, duchas, cenas, ver dibujos en la tele y esperar a que llegue mi mujer. Se escucha la llave, se abre la puerta. El entorno cambia, se relaja el ambiente. Ella llega cansada, pero feliz. Reparte besos y abrazos. Nos pregunta como ha ido el día y casi sin poder cambiarse, comienza de manera automática a recoger en la cocina, a meter ropa en la lavadora, a sacar lo de la secadora, a pasar la escoba. No para. A medida que va haciendo va preguntando que he hecho hoy. En algunos momentos se enfada un poco, me dijo que hiciera alguna cosa y yo no la he hecho, ni siquiera recuerdo que me pidiera hacerlo. Pero enseguida se le pasa. Intenta animarme con anécdotas del trabajo, dice que hay amigos que se han interesado por mi y que me tienen en cuenta. Que no me preocupe, que todo cambiará. Que aproveche para disfrutar de mis hijos y para hacer todo lo que en veintitantos años trabajando no pude hacer. Ella no sabe que para poder disfrutar de algo tienes que desear hacerlo,  ahora mismo,  yo solo deseo sentirme útil aportando un sueldo a casa.

lunes, 14 de mayo de 2012

¿SOMOS TODOS “FENICIOS”?


Domingo. Comida Familiar. En el momento del café y los licores. Tras el vino y la cerveza ingerida en la comida las lenguas se sueltan, las mentes se relajan, y el ambiente sosegado y tranquilo invita a la conversación.
-         Está todo igual de mal, está crisis no se arregla -, dejó caer Antonio para iniciar la conversación.
-         Como se va a arreglar… si aquí el que no corre vuela-, comentó Eduardo.
-         Está crisis es por culpa de todos. Todos somos unos aprovechados-, sentenció Inma (la mujer de Eduardo).
-         ¿Cómo qué de todos?. Este problema viene por culpa de los especuladores y por los políticos corruptos e ineptos que nos gobiernan. No ¡de todos!, faltaría mas-, dijo Antonio comenzando a acalorarse.
-         Está crisis se acabaría si todos pagasen sus impuestos, si nadie se llevase su dinero a paraísos fiscales, si los que están cobrando el paro no trabajasen en negro, si todos los profesionales cobrasen sus honorarios con la correspondiente factura….
-         Sí no sacáramos las medicinas con la cartilla de la abuela para que nos salgan gratis, si los médicos no recetaran más pastillas que las que corresponde al tratamiento, si estos no se dejarán “untar” por los visitadores médicos para que receten las medicinas de su empresa farmacéutica… (seguía argumentando Inma apoyando a su marido).
-         Pero vamos a ver, eso sucede porque no hay ningún tipo de control. ¿Cuantas inspecciones de hacienda se realizan?, ¿Cómo hacienda no investiga a un “fontanero” por decir algo, que declara pocos ingresos y resulta que va en coche de alta gama, tiene casa, chalet y viaja con mucha frecuencia?-. dijo Antonio defendiendo su postura.
-         Todos somos unos chorizos, cuando podemos nos aprovechamos de la situación y le sacamos más beneficio de lo que toca. En el Norte de Europa no pasa, pero en España somos todos “fenicios”, nos gusta el trapicheo, sacar el máximo rendimiento a las cosas y lo más rápido posible, sin importarnos si es legal o no. Esto no tiene arreglo-, insistía Eduardo.
-         Yo creo que sí. No podemos seguir permitiendo está situación. Político que robe… que devuelva lo robado y castigado duramente. Políticos que gestionen mal… a la puñetera calle y que se responsabilicen del daño que ocasionan a los ciudadanos, más impuestos para el que más gana, penalizar la mala gestión bancaria y perjudicial para sus clientes y no que se vayan de rositas con indemnizaciones millonarias…
-         ¡Qué no hay remedio!- , le cortó Eduardo en voz alta.

En ese momento Antonio sintió en su hombro la mano huesuda y deforme (por la artritis) de la octogenaria iaia Esperanza y sin que nadie se lo pidiera, intervino:
-         Eduardo, no por gritar más tienes mayor razón. Lo situación está mal. No sé si somos fenicios o griegos. Lo que la vida me ha enseñado es que si uno no se esfuerza por cambiar las cosas estás nunca cambian. Si la cosa está tan mal, ¿por qué no hacéis algo?.  

lunes, 7 de mayo de 2012

¡SILENCIO!


¡ Shhhhhhhhhhhhhh!!, la bibliotecaria pide silencio continuamente. Los niños que están en la parte infantil hablan, se distraen y apenas hacen caso al cuento que tienen delante. Una madre persigue a su bebé que se divierte arrastrando las sillas de un lugar a otro.
El murmullo de las personas que conversan en la plaza sube y baja en función de la apertura de la puerta. Una melodía de flautas se apodera de las voces de la calle. Se puede identificar la canción, la más conocida de la película “Los niños del Coro”  pronto inunda la biblioteca. Me asomo por curiosidad; tres niñas con uniforme escolar ensayan la canción en el rincón más oculto de la plaza. Un rincón que se encuentra, ¡justamente!, al lado de la biblioteca. Dura poco, aunque ha sido intenso. De nuevo los sonidos de la plaza llegan de manera atenuada. Es llevadero, siempre y cuando, la puerta permanezca cerrada. Pero esta tarde no es mi tarde, el acceso nunca estaba quieto el  tiempo suficiente. El tráfico está entusiasmado, padres y niños entran y salen como si de un centro comercial en hora punta se tratase.
Miro a la bibliotecaria. Ella con porte serio sigue “¡Shhhhhhhhhhhhh!”. Se levanta e invita a varios niños a salir a jugar a la plaza. En unos minutos la estancia es más confortable, casi llegamos a ese nivel de silencio que considero debería ser sagrado. Por fin puedo concentrarme para escribir algo. Me preparo, miro a la calle buscando mi inspiración. La visión se torna opaca. Los cristales se llenan de adolescentes. Muevo la cabeza y me fijo en los libros; novela, ciencias aplicadas, ciencias puras, ciencias sociales, …, el orden de los libros me llama la atención. Puede ser un buen tema.
De repente,  un sonido estridente parece surgir de las manos de las adolescentes del cristal, música, música de móvil y más música de móvil.
Me levanto, hoy no es día para escribir nada.

jueves, 3 de mayo de 2012

EJECUTADO POR ENSUCIAR


Esa sombra fresquita en la cual nos cobijábamos cada vez que cruzábamos por el paso de peatones. Parada obligatoria de los usuarios del Hogar  del Jubilado donde apoyarse, descansar y guarecerse del calor primaveral. Años de compañía, similitudes de crecimiento con mis hijas, lugar de encuentro del personal de limpieza donde (además de trabajar) disfrutaban de los 5 minutos del cigarrito. Cortina preciosa de hojas verdes que escondía los pequeños almacenes de residuos que nadie quiere delante de su puerta.
Después de muchos años de vernos todos los días, has sido ejecutado por orden gubernamental. El Señor Concejal ha decidido que eres culpable de ensuciar. Tus hojas y tus frutos manchan los suelos de la acera y la calzada. Suelos que siempre están decorados por restos de los contenedores adyacentes, por los excrementos de perro, por papeles, colillas y bolsas.  Majestuoso ser vivo que ya no estarás, ramas y hojas que ya no filtrarán los rayos del sol, te has quedado en simple tocón que estropeara el paisaje. En obstáculo con el cual evitaremos tropezar, en simple bulto en la acera que se convertirá en escultura a la estupidez humana.